El Yoga es una disciplina milenaria cuyos orígenes se remontan a la antigua civilización del Valle del Indo, hace más de 5000 años. A grandes rasgos podemos decir que el Yoga es un camino de perfeccionamiento del ser humano a todos los niveles, físico, mental, emocional y espiritual; un completo camino de auto-conocimiento, crecimiento y desarrollo personal.
La palabra Yoga deriva de la raíz sánscrita “yug” unir. Yoga significa Unión y a su vez, Yoga, es el método para alcanzar dicha Unión. Y nos preguntaremos, ¿la unión a qué o con qué? La unión con uno mismo, la integración de todos los estratos del ser humano y a su vez la unión del individuo con el Universo circundante, lo que le permite obtener la experiencia vivencial de ser una misma cosa con el Todo; la unión del Ser Individual con el Ser Universal que nos permite realizar y descubrir nuestra naturaleza más profunda. Un estado de consciencia expandida que supone haber trascendido el conocimiento intelectual y la experiencia dual que nos hace sentirnos seres separados del entorno para finalmente llegar a la comprensión intuitiva del mundo, la Realización del Ser.
Lejos de pensar que el Yoga nos llega inmaculado a Occidente, intacto, tal y como se ha practicado en los últimos milenios, cabe resaltar que el Yoga ha sufrido más universalización y transformación en el último siglo que en los otros 4900 años de historia. Las condiciones de vida occidentales tales como el stress, materialismo, competitividad, exceso de exigencia en uno mismo, etc han hecho que el individuo necesite recuperar su centro, un espacio que le permita reencontrarse consigo mismo. Estos y muchos otros factores son motivos más que suficientes para comprender la gran expansión del Yoga aquí en occidente. Pero este auge también tiene su contra parte. El Yoga está asistiendo a una clara deformación de sus enseñanzas, en ocasiones, lo que se busca a la hora de practicar Yoga no tiene nada que ver con lo que verdaderamente es el Yoga o con el objetivo para el que fue diseñado. Un excesivo culto al cuerpo, la exaltación del ego mediante la consecución de proezas físicas y una cada vez mayor comercialización, deforman la realidad última del Yoga.